
Cultivar
el respeto hacia uno mismo es la base del respecto hacia el otro.
Cuidarse repercute favorablemente en nuestro entorno: si satisfacemos
nuestras propias necesidades dejaremos de esperar que las llenen los
demás.
Protegernos
del exterior respetando nuestras necesidades y nuestro ritmo interior
significa dejar aflorar las dimensiones afectiva, intuitiva y creadora.
Sin estos aspectos, nuestra relación con el mundo se vuelve mecánica,
insípida. Dedicarnos tiempo nos pone en contacto con nuestro equilibrio
interior, fortaleciéndonos ante los imprevistos.
La
admiración que despiertan los spa o los retiros espirituales evidencia
la necesidad de muchas personas de huir de la rutina diaria. Pero
hacer un retiro espiritual no es la única manera de obtener la calma
interior. Ésta puede simplemente experimentarse de manera cotidiana.
¿Cómo cuidar de uno mismo?
¿Quieres
estar solo? ¿Acompañado? ¿Buscas evadirte? ¿Reencontrarte con la
naturaleza? ¿Hacer deporte? ¿Salir de fiesta? ¿Preferirías no hacer
nada? Sea cual sea el mecanismo que utilices para sentirte mejor, lo
importante es que prestes atención a algunas cosas:
Identifica
tus necesidades físicas, psíquicas y afectivas. Esto te permitirá
elegir el modo de cubrirlas. Y aprende a decir “no” a las demandas
externas. * Haz descansos. Las pausas deben figurar en tu lista de
prioridades. Prueba a agendarte los ratos libres como harías con
cualquier actividad. * Mantén en mente los objetivos que te habías
fijado ya que suele ser difícil colmar las necesidades
instantáneamente. Pero en cuanto puedas, date los medios para
satisfacerlas.
Estas
resoluciones no siempre son fáciles de mantener pero con un poco de
voluntad y disciplina puedes alcanzar el ansiado bienestar. ¡Así que no
dudes en mimarte más a menudo!
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