La vida está llena de cambios, llena de ciclos donde
atravesamos nuestras experiencias vitales con mayor o menor intensidad. Una
relación personal, un trabajo, unas amistades, la estancia en una casa, en una
ciudad… pero en este continuo fluir de nuestra existencia pueden surgir
variaciones donde aquello que pensábamos que era eterno e incluso
insustituible, acaba cambiando o incluso perdiéndose.
Querer a alguien ya sea nuestra pareja o incluso un
amigo, supone establecer unos lazos afectivos muy estrechos de los cuáles, es
muy difícil desprenderse. También podemos decir lo mismo de un trabajo, ahí
donde alzamos toda una serie de expectativas, proyectos y donde a su vez
encontramos el sustento de nuestra vida.
¿Cómo superar esas pérdidas? Son finales que cierran
círculos en los que nos hallábamos enclavados en ese fluir, en ese movimiento
armonizado donde teníamos nuestra calma y nuestra felicidad. ¿Cómo cerrar esa
etapa e ir “desapegándonos” emocionalmente?
TERMINAR UNA ETAPA
Dejar nuestra vida con una persona, terminar una
amistad, una relación, e incluso vernos obligados a tener que dejar por la
razón que sea el estilo de vida que llevábamos hasta entonces, implica una
serie de cambios muy acusados. La vida está trufada por las costumbres, por los
hábitos y esos pequeños detalles que, a su vez, crean grandes universos.
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Pero ningún universo es eterno. Todo en este mundo
cambia y fluctúa. Pero tenemos miedo, de hecho, incluso le tenemos miedo al
miedo. El futuro se nos antoja como un túnel estrecho y oscuro por donde no
sabemos encontrar la dirección ni el camino… nuestras costumbres y hábitos con
esa persona que ya no tenemos a nuestro lado han dejado ya de sucederse, o ese
trabajo que nos obligaba a levantarnos cada día, ya no está para marcarnos sus
pautas y obligaciones.
¿Cómo afrontarlo?
Las emociones nos asaltan con la forma del temor, la ansiedad y una
inconmensurable tristeza. E incluso deseamos escondernos para que no nos vean,
para que nadie sea testigo de nosotros mismos, apartados ya de ese círculo que
antes marcaba la música de nuestra vida.
CLAVES PARA EL AFRONTAMIENTO EMOCIONAL
1. En primer lugar hemos de tener claro que “ese sufrimiento”
que ahora sentimos es necesario vivirlo. Es parte del cambio y del proceso.
Nuestra mente y nuestro cuerpo va a necesitar de ese instante de introspección
para reflexionar y asumir lo ocurrido.
El sufrimiento es parte del aprendizaje humano, no hemos de verlo como
algo negativo, es parte de nuestra naturaleza y hay que aceptarlo como tal.
Pero eso sí, temporalmente.
2. Intentaremos vivir el presente “el aquí y ahora”.
Eso implica asumir no sólo ese sufrimiento, también la necesidad de adaptarnos a
nuestra realidad lo antes posible. Esa ruptura, esa pérdida, ese cambio,
pertenece ya al pasado.
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Yo asumo mi tristeza y esa crisis emocional, pero
también entiendo que mi presente me pide que reaccione y actúe, que he de
ocuparme no solo de mis responsabilidades actuales, sino de mí mismo/a. Los
días se van sucediendo los unos a los otros y yo he de encontrar mi lugar en
ellos para seguir en ese ciclo en el cual merezco recuperar mi felicidad,
asumiendo con ella el pasado, pero con energías por verme bien y con plena
seguridad.
3. Deberé
aprender a gestionar emociones tales como el miedo, la angustia, la culpa, la
ira… Son parte indefinible del ser humano, y está bien sentirlas y expresarlas.
Las emociones reprimidas casi nunca, o nunca, van a ayudarnos a superar una
etapa. Se quedarán ahí como subterráneos dolorosos que pueden incluso dañar
nuestra salud.
Está bien sentir rabia, ira, tristeza, está bien
sufrirlas y llorarlas durante un breve tiempo, para después, aprender a
gestionarlas y racionalizarlas. El día a día nos traerá nuevas ilusiones y poco
a poco, iremos cerrando el círculo de esa etapa pasada para, seguramente
iniciar uno nuevo. La vida merece la pena vivirla asumiendo sus cambios.
Cambiar es aprender y la vida es una prueba constante en la que medirnos a
nosotros mismos para encontrar día a día la felicidad.
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