Ha llegado el momento de confiar ciegamente en nosotras
mismas, de valorar nuestras aptitudes, de vivir sin preocuparnos de qué hacer o
no hacer…
Ha llegado el momento de soltar el miedo que nos angustia,
de vivir disfrutando del precioso momento presente que la vida nos regala, y de
hacerlo con todo el amor que sabemos dar.
¡Atrevámonos a ir donde el corazón nos lleve, a seguir
nuestro instinto y a dejarnos sorprender!
Repite cada día lo siguiente:
Anímate a vivir, sentir y dejar de pensar.
Necesitamos aprender a vivir amando la vida, amando quienes
somos, amando lo que hacemos, olvidándonos de lo que tanto esperamos de los
demás y de nosotras mismas.
Cuando ponemos pasión en todo lo que hacemos, cuando damos
lo mejor de nosotras en cada gesto, cada palabra, cada acto…
Cuando rebosamos amor, ilusión, bondad y ansiamos
compartirla, cuando nuestra meta diaria se convierte simplemente en ser feliz y
compartir esa felicidad, cuando no esperamos nada porque todo lo que
necesitamos está dentro de nosotras…
Cuando contagiamos al mundo con nuestro bienestar y nuestra
alegría, cuando empezamos a preocuparnos en dar más que en recibir…
…Entonces será cuando empezarán a manifestarse “eso” que
llamamos “milagros”, permitiéndonos resurgir de las cenizas, llenando de
felicidad el vacío que habían dejado nuestros fracasos y adormeciendo el llanto
con el sonido de nuestras risas.
La vida hay que saborearla, y al igual que todo lo demás,
aprender a vivirla. No podemos controlarla, ni cambiarla, ni tratar de
dirigirla. La única forma de disfrutarla es confiando y fluyendo con ella.
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