Acuérdate cuando eras pequeña (o), no le temías a
tantas cosas como ahora lo haces. No existía el ridículo, no temías ser
tú misma, no temías pedir o preguntar. Tu imaginación flotaba y todo
era posible en tu mundo de fantasía. La mente de los niños esta llena
de pensamientos de abundancia. Los niños no pierden tiempo imaginando
el fracaso, la debilidad o la carencia.
En
nuestro mundo adulto muchas veces dejamos que nuestros temores se
apoderen de nosotros y en lugar de cosechar pensamientos de abundancia
pensamos en fracaso, temor y angustia. Nos imaginamos lo peor, pensamos
en el francazo, que pasaría si fracaso, que pasaría si mi amado me
dejara o si mi madre muriera. Nos llenamos de pensamientos negativos y
temores muchas veces irracionales. Estos temores solo traen momentos de
desdicha.
Los pensamientos de
abundancia son lo contrario. Es imaginarnos un mundo mejor y vivir en
un mundo de posibilidades. Es abrir nuestra mente a creer y a ser
agradecida. En lugar de criticar a alguien la abundancia nos indica las
cualidades positivas. En lugar de atormentarnos pensando en el fracaso
la abundancia nos lleva a imaginar posibilidades para alcanzar el
éxito.
Los
pensamientos de abundancia son pensamientos positivos, enfocados en la
cara buena de la vida. Es agradecer por lo que tenemos y al agradecer
llenarnos de amor y todo lo bueno que lo acompaña, la esperanza, la fe,
la armonía y el paz.
Si
sientes que no tienes pensamientos de abundancia trata de escribir cada
día dos cosas buenas por las cuales puedes dar gracias. Veras que
cuando te enfocas en lo positivo tu alma se abrirá a una vida de
abundancia.
Cuando piensas
negativamente dejas de imaginar las posibilidades de éxito, amor y
lealtad y dejas de creer en la humanidad. Piensa en términos de
abundancia y veras como empiezas a dejar de temer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario